El papel de embalaje es tu solución práctica y eficiente para envíos seguros.
Ligero y fácil de manejar, optimiza el espacio de almacenaje y mejora el flujo de trabajo en tu empresa. Resistente y versátil, facilita la protección de todo tipo de productos durante el transporte.
Además, su potencial reciclable apoya la sostenibilidad ambiental, añadiendo valor a tu compromiso empresarial con el planeta.
¿Cuáles son los distintos tipos de papel de embalaje?
Existen varios tipos de papeles de embalaje, cada uno con características únicas para diferentes usos:
- Papeles Kraft: Es grueso y resistente, perfecto para esos envíos pesados o para artículos que necesitan un extra de protección durante su transporte.
- Papeles para envolver: Como el papel de celulosa o el manila, son tus opciones para cuando buscas flexibilidad y estética.
- Papeles tisu o de seda: Son súper ligeros y suaves, ideales para envolver objetos delicados. Son tu opción para proteger contra daños y para darle un toque elegante y delicado a tus empaques.
¿Cómo elegir el papel de embalaje adecuado para empaquetar tus productos?
Al elegir el papel de embalaje adecuado, considera estos tres usos comunes:
- Para envíos robustos y pesados, elige el papel kraft natural verjurado. Su resistencia y durabilidad lo hacen ideal para proteger artículos voluminosos o de mucho peso, asegurando que lleguen en perfecto estado.
- Para productos que requieren una presentación estética y de calidad, opta por el papel manila o de celulosa. Ambos son perfectos para tiendas de ropa, regalos, y productos que necesitan una apariencia atractiva y cuidada al momento de desempacar.
- Para artículos delicados y frágiles, el papel de seda es la mejor opción. Su suavidad protege contra rasguños y daños, ideal para joyería, artesanías o cualquier objeto que necesite un cuidado especial.
¿Cuál es la diferencia entre el papel de seda y el papel de celulosa?
La diferencia principal entre el papel de seda y el papel de celulosa radica en su textura y uso.
El papel de seda es más fino y suave, ideal para envolver artículos delicados como joyas o productos de lujo, protegiéndolos de daños.
Por otro lado, el papel de celulosa es más robusto y versátil, utilizado para empaques más generales, como relleno en cajas o envoltura de productos menos frágiles.
Ambos son ecológicos y pueden ser reciclables.